Un equipo de científicos nacionales instaló en bahía Sur, isla Doumer, un sensor de pH, instrumento oceanográfico con el que estudiarán una de las consecuencias más evidentes del cambio global en el continente blanco.
Un grupo de oceanógrafos chilenos logró un hito para la ciencia nacional: instaló en la Antártica un sistema de monitoreo que les permitirá estudiar la acidificación de los océanos, proceso que se produce cuando el pH de los mares disminuye, debido a la mayor absorción océanica de dióxido de carbono (CO2) desde la atmósfera.
Se trata de científicos del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh), quienes, en el marco de la Expedición Científica Antártica (ECA) 55 sumergieron un sensor de última generación en bahía Sur, isla Doumer, península Antártica. El equipo, importado desde Estado Unidos, fue impulsado desde la nave científica “Karpuj” y sumergido a 30 metros de profundidad junto a otros instrumentos oceanográficos.
El sensor otorgará datos cada 3 horas durante un año, lo que permitirá a los investigadores entender la dinámica de los ecosistemas marinos costeros del continente blanco. Los registros de alta resolución ayudarán a conocer la variabilidad de la química del agua y los procesos biológicos y físicos asociados a ella. Paralelamente, el levantamiento de información podrá ser utilizado para futuros análisis de propuesta de área marina protegida antártica en la que trabajan Chile y Argentina.
La maniobra se llevó a cabo en bahía Sur, debido a que es una zona costera representativa de la Antártica, posee influencia glaciar y una alta productividad marina, características ideales para la instalación de sistema de monitoreo.
En un contexto donde las predicciones de cambio global indican que los mares continuarán acidificándose y dado que el Océano Austral no está ajeno al incremento del C02atmosférico a nivel planetario, los estudios que realizan los investigadores chilenos cobran especial relevancia.
“La Antártica es uno de los sistemas más susceptibles al calentamiento global y, por ello, es necesario entender qué está ocurriendo en las distintas zonas. Los reportes sobre acidificación de los océanos en el continente blanco son escasos, debido a las complejidades logísticas que implica llegar hasta allí”, explica el biólogo marino Emilio Alarcón, quien participó en la instalación del sistema de monitoreo.
“La acidificación podría tener grandes implicancias para los organismos que viven en la columna de agua y piso océanico. Cuando baja el pH y se acelera la acidificación, el agua es más corrosiva y, por lo tanto, a aquellas especies marinas que necesitan calcificar en etapas tempranas y adultas, como algunos moluscos, se les dificulta el proceso de adquirir carbonato de calcio desde el agua”, asegura el investigador Dr. José Luis Iriarte, líder del estudio.
Más sensores en la Patagonia
Los investigadores chilenos deberán descargar los datos del sensor en febrero de 2020. Una vez que sean analizados, los resultados podrán ser comparados con estudios similares realizados en el Ártico.
Paralelamente, el grupo de científicos instaló en el fiordo Reloncaví en la región de Los Lagos y el Seno Ballena en el Estrecho de Magallanes, otros dos sistemas de monitoreo similares. Ello les permitirá tener un gradiente desde la Patagonia norte y determinar cuál es la tendencia hasta la Antártica.
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