“Enfermé por mi propia negligencia, fui muy estúpido en pensar que no me pasaría nada pero mi altanería y mal humor me jugaron en contra y el ser hoy dado de alta rodeado del afecto de los funcionarios de la salud pública me deja una gran lección: me voy con una nueva perspectiva con un nuevo propósito y ese es ser más condescendiente porque la humildad no te quita nada y eso lo aprendí aquí en Hospital Base Valdivia.”
Entre sollozos y con palabras llenas de emoción y gratitud comienza su relato J.Z.H. obrero de 58 años quien pasó a ser el paciente décimo quinto en abandonar el ala de usuarios COVID-19 del Servicio de Medicina Interna y añade: “todo partió un jueves con fiebre y escalofríos, así me aguanté durante cuatro días pero el lunes siguiente igual llegué a trabajar y ahí me enteré que un colega estaba contagiado, mi jefe al verme enfermo me mandó devuelta para la casa para que me recuperara, así pasaron otros cuatro días hasta que me fui a tomar el examen y tres días más tarde me avisaron que estaba positivo al Coronavirus,” luego de aquello su memoria sólo se limita a lapsus.
Desde su ingreso a la Unidad de Emergencia Adulto de Hospital Base Valdivia la tercera semana de abril se constató que “su estado era de extrema gravedad activándose de inmediato los protocolos para tratamiento por Coronavirus y conectándolo rápidamente a ventilación mecánica, condición que se extendió por más de dos semanas por cuanto su evolución fue muy difícil,” precisa el médico internista y residente de la Unidad de Cuidados Intensivos, UCI, doctor Daniel Guillier.
Según el profesional, “el paciente requirió ventilación en prono que es una técnica en que se da vuelta a la persona para lograr mejores parámetros del ventilador, además de presentarse una serie de complicaciones como delirium y otros que por fortuna manejamos con éxito, ya que nos permitió estabilizarlo y luego derivarlo al Servicio de Medicina Interna donde siguió con terapia de rehabilitación y soporte antes de su alta a su domicilio pero con controles con especialistas en infectología para hacer seguimiento a su evolución.”
“Yo no le tomé el peso a este virus - continua J.Z.H - nunca lo consideré serio y estuvo mal que no aprendiera sino después de vivir la experiencia. Si estoy vivo es sólo porque Dios así lo quiso y no puedo ser más feliz de estar aquí gozando esta nueva oportunidad tras haber estado conectado a respirador mecánico e intubado, yo que nunca antes había estado hospitalizado, que rehuía a las vacunas y no empatizaba con el personal de salud hoy son ellos quienes después de cuidarme y atenderme me despiden con un cariño extraordinario, son fantásticos un siete, a ellos les retribuyo con lo único propio que me nace del corazón y aprendí aquí que es la humildad, sólo dos palabras: MUCHAS GRACIAS.”
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