Preocupación y malestar por demolición de casa patrimonial en Valdivia

A través de su existencia se convirtió en un verdadero centro cultural, dando cabida a artistas de la talla de Juan Millas, Jorge Tellier y Gonzalo Rojas.

Malestar y preocupación existe en Valdivia por la eventual demolición de una antigua casona Art Deco ubicada en calle Serrano 985.

El inumueble fue testigo de importantes y significativos eventos culturales como obras de teatro de Maha Vial, la última visita del poeta Jorge Teillier a Valdivia, lecturas del filósofo Jorge Millas y la primera visita de Gonzalo Rojas a la ciudad tras años de exilio, por mencionar solo algunos.

El principal denuciante de esta pérdida de valioso patrimonio arquitectónico y cultural ha sido el editor Ricardo Mendoza Rademacher, quien en sus redes sociales publicó un sentido mensaje dirigido hacia la comunidad.

A continuación el texto que escribió Ricardo Mendoza sobre la eventual demolición de este inmueble:  

“Está siendo demolida para construir uno de esos horrores inmobiliarios que llaman "departamentos de arriendo" dormideros de paso que jamás alojarán vida verdadera ni proyectos vitales. Vileza de los mercaderes del espacio, podredumbre urbana.

La Dirección de Obras Municipales primero autorizó un anteproyecto igual a cualquier otro apresurado, y una demolición sin la más mínima investigación de los valores arquitectónicos y protagonismo urbano de lo que destruyen. Después, la alcaldía fue

incapaz de parar la obra (casi se entiende, no quieren aparecer como “obstáculos al progreso", para evaluar alternativas de incorporación del patrimonio. Y por fin el Serviu.

Negativa tras negativa, Valdivia ya parece un rostro desfigurado por el fuego o la guerra; campo de batalla de los mercaderes, ayudados por arquitectos irresponsables, mandos medios insensibles o definitiva y voluntariamente ignorantes; autoridades atrapadas en las tensiones del poder y la gloria. Y en el fondo, siempre la misma falta de imaginación, la estúpida incapacidad de entender que toda pérdida de las marcas del pasado es un obstáculo para aspirar a un futuro amable, que sin pasado no hay futuro.

Tampoco un presente tolerable.

Estoy seguro, además, de que todo el mundo siente muy hondo estas mutilaciones, aunque no sea en un plano consciente.

Agradezcamos que, al menos por ahora, estás bestias no pueden levantar sus simulacros arquitectónicos en el río, casi la única belleza que permanece”.