Río Bueno conmemora su 246º aniversario este miércoles 3 de enero, siendo la tercera comuna más antigua de la actual Región de Los Ríos.
Cuenta con una población estimada de 32.982 habitantes y una superficie de 2211,7 km2, destacando por ser un centro comercial y de servicios con importante desarrollo en los rubros agro-ganadero y lechería.
Los antecedentes históricos se remontan a mucho antes de la llegada de los conquistadores españoles, con una importante población mapuche-huilliche en la zona, de hecho, el nombre actual de la comuna viene de Wenuleufu, que vendría a significar “el río de arriba” en la lengua del pueblo originario.
Al parecer, en algún momento el nombre se descompuso en la traducción de “leufu” al español “río”, manteniendo la palabra “Wenu”, hasta que el uso habitual lo llevó a su actual denominación: Río Bueno.
Después del repoblamiento de Valdivia en 1645, los españoles impulsaron su avance hacia el territorio del sur, sin embargo, chocaron contra la tenaz resistencia de los huilliches del wenuleufu que les propinan una aplastante derrota en la llamada Batalla de Río Bueno, en 1655.
Desde ese momento, el río Bueno se convirtió en una frontera natural que los españoles no podían pasar. Eso se prolongó hasta el 3 de enero de 1778, cuando se establece una misión franciscana, a la que se llamó Misión “San Pablo apóstol" de Río Bueno, en terrenos cedidos por los huilliches tras celebrarse una junta integrada por los caciques Paillallau y Queipul, entre otros.
Estos terrenos corresponden a una extensión cuyos límites se ubicaban al sur de la actual avenida Arturo Prat y los ríos Contra y Bueno respectivamente, más terrenos en Contra Coronel al otro lado del río Contra.
Muy cerca de la misión, al final de las actuales calles San Martín y Lynch por avenida Arturo Prat, se levantó el fuerte “Purísima Concepción”, el que fue desmantelado pocos años después a pedido de los propios misioneros por considerar que los abusos de los soldados con los indígenas entorpecían su labor evangelizadora.
El fuerte fue fundado por una expedición enviada desde Valdivia en busca de una gran y rica ciudad poblada por españoles, a orillas de un lago en las cordilleras australes, eso según reportes recogidos a lo largo de varias décadas entre los indígenas de la región, lo que convenció a las autoridades de un posible asentamiento de los descendientes de los antiguos habitantes de Osorno, destruido en 1604.
Así es como ese naciente poblado a orillas del río Bueno, vio la luz gracias a la persecución del espejismo de la mítica “Ciudad de los Césares”.
Mitos aparte, la paz sería una ilusión que no duraría mucho. El 23 de septiembre de 1792 estalló una revuelta de los caciques Queipul y Futañirre, atacando y quemando la misión, el fuerte y varias haciendas, asesinando a un misionero, a varios españoles y raptando a dos mujeres blancas y varios niños.
Posteriormente, es enviado a la zona el capitán Tomás de Figueroa con órdenes de castigar a los alzados que destruyeron el poblado, tarea que cumplió en forma feroz. Una vez recuperado el dominio español, en 1793 se repone la misión y se reconstruye el fuerte, obra que concluye en 1795 con el nombre de “San José de Alcudia”.
A partir de ese momento, el poblado de lo que hoy conocemos como Río Bueno continuó el curso de su historia sin interrupciones.
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