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“Pisada del diablo”, la leyenda de un misterio en el lago Ranco

Por Pablo Santiesteban / 4 de enero de 2025 | 12:34
En la orilla del lago Ranco el Diablo fue engañado ladinamente y furioso dio un terrible pisotón en una roca. Crédito: canva.com y redes sociales.
[#HistoriasDiarioSur] ¿Estuvo realmente el príncipe de los infiernos de visita en la cuenca? ¿Alguien realmente quiso hacer un puente de piedra que atravesara el lago?

La leyenda es tan antigua que nadie recuerda su origen en Lago Ranco. Se cuenta que un lugareño del que no se sabe su nombre, por una razón que se desconoce, soñaba con que se levantara un puente de piedra desde la orilla donde vivía hasta el otro extremo del lago y para lograr su cometido invocó la presencia del mismísimo Diablo.

Ante la terrible presencia de Belzebú, este lugareño le pidió que levantara el puente sobre el lago y el príncipe de la oscuridad eterna le dijo que sí podía hacerlo, pero a cambio de su alma.

Asustado el lugareño, aceptó, pero con una condición, que el puente se levante antes de que el gallo anuncie con su canto la llegada del nuevo día. “Trato hecho”, dijo Satanás y comenzó la obra.

Con fuerza descomunal el Diablo comenzó a lanzar enormes piedras desde la orilla de lo que actualmente es el pueblo de Lago Ranco y empezó a afianzar un puente robusto que pasaba por las profundas aguas del lago y por sobre la superficie. 

Con sus ojos inyectados en rojo y con una sonrisa malévola, Satanás estaba a punto de cumplir con el trato, mientras que el lugareño, aterrado ante la perspectiva de pasar toda la eternidad junto al terrible personaje, empezó a temer por su alma y a lamentarse por la loca idea de hacer tratos con el enemigo de Dios.

Desesperado el lugareño se dio cuenta que quedaban pocas horas para el amanecer y atinó a una idea “in extremis”. Corrió hasta el cerro más alto y empezó a imitar el canto de un gallo.

El Diablo, a punto de terminar su trabajo, escuchó a lo lejos el canto que creyó que era de un gallo legítimo y, en buen chileno, se tragó el ardid del lugareño.

“No puede ser, si me quedaba tan poco para llegar”, bufó entre gritos de rabia mezclados con azufre y fuego. Con una poderosa patada, Belzebú desarmó todo su trabajo y en una bocanada de fuego tóxico se alejó del lago Ranco y regresó al fondo del infierno.

El lugareño con este engaño salvó su alma, pero se dio cuenta desde las alturas que en la orilla se veía una pequeña península que se perdía en el agua. A veces, con la lluvia del sur, la península se transformaba en una isla y en ese promontorio el lugareño vio, marcada en la roca, la siniestra pisada del Diablo, cuando de una patada desarmó su obra ingenieril.

El arco de entrada al parque urbano. Crédito: redes sociales.

¿Mito o realidad?

Esa es más o menos, la leyenda de la Pisada del Diablo, un lugar ampliamente visitado por la comunidad ranquina y por los turistas que llegan de vacaciones al lago. Actualmente está convertido en un Parque Municipal con un sendero que año a año es visitado, tanto para hacer trekking o para entrar en bicicleta. Está prohibido el paso de vehículos.

El lugar bordea el lago, en medio de árboles naturales y posee abundante piedra volcánica hasta llegar a un muelle, ya en malas condiciones, donde se encuentra el islote y la inquietante figura que asemeja una pisada casi humana.

Muchos viajeros han explorado con drones el lugar y se dan cuenta que esta península posee mucha piedra que se adentra al lago, casi como si hubiese sido un viejo puente. Entonces ¿es verdad la leyenda? Puede que no, pero las leyendas surgen para explicar situaciones, por lo que algo de verdad puede que tenga la historia.

O sea, ¿Satanás de verdad estuvo en el lago Ranco? Puede que sí, pero adoptando otra forma y miles de miles de años atrás. Puede que la forma de este Diablo haya sido una erupción volcánica de proporciones que le dio forma al actual paisaje de toda la cuenca y, puntualmente, a la península.

En el siglo XX se recuerda que en 1955 se produjo la erupción del volcán Carrán y en 2011 fue la erupción del cordón Caulle, en ambas ocasiones se arrojó grandes cantidades de piedra y ceniza en la cuenca y más allá de la cuenca, con una fuerza que aterró a sus lugareños.

Tal vez el Diablo de la leyenda no sea más que una erupción de mega proporciones que aterró a los antiguos habitantes de esta tierra y la construcción del puente no sea más que la gran cantidad de material piroclástico que cayó al lago. 

Si esa hipótesis fuese cierta, tal vez la realidad pudo haber sido más terrible que la propia leyenda.

La Pisada del Diablo vista desde el aire. Crédito: Archivo de Grupo DiarioSur.

En disputa

Pero en torno a la Pisada del Diablo se produjo algo más terrenal. Una disputa por la recuperación de aquel paseo que, con el tiempo, quedó en manos de un privado. En más de una ocasión hubo conflictos y hasta protestas y marchas por la costanera del lago, exigiendo la reapertura a la comunidad.

Tras una larga disputa judicial con un particular -la cual sigue vigente-, en 2019, la Municipalidad de Lago Ranco inició el proceso de habilitación de un parque urbano a lo largo de 1,7 kilómetros del borde del lago, donde hay una gran cantidad de flora, árboles nativos y también aves que llegan a anidar.

Lago Ranco se crea como comuna a fines de 1941, bajo el gobierno del Presidente Pedro Aguirre Cerda, pero ya desde la década de 1930 comenzaron a llegar colonos y levantaron el primer asentamiento en la población Los Rosales. Esto ocurrió en parte de la mano de la construcción de la estación Cocule y el auge de la madera.

En el sector Pisada del Diablo hay una familia que asegura que el terreno es parte de ellos desde la década de 1950. Por historia los ranquinos han visitado el borde del lago y no han sido molestados por nadie de esta familia. Muchos han llegado hasta el montículo y ponían su propio pie en la misteriosa cavidad plasmada en la roca.

Desde la Municipalidad de Lago Ranco aclaran que el litigio sigue vigente, que el portal de ingreso al parque está 20 metros fuera de la propiedad de la familia y que los arreglos que se han hecho incluyen un sendero, bancas y mesas y columpios para los turistas y que no son muy intrusivos a los intereses de la familia propietaria.

Para la municipalidad se esgrime el argumento de las últimas mareas donde el agua del lago llega casi al borde del camino, un punto que le daría categoría de bien de uso público.

La piedra

Otro mito que ha surgido en el último tiempo es que la “pisada” fue quitada del lugar, aparentemente para hacer un estudio. Ciertas voces de ranquinos indica que la piedra original fue taladrada y retirada del gran montículo. Otros, en cambio, indican que dicha información es falsa y que la “pisada” continúa en su lugar.

Como el lugar no es de tan fácil acceso, en especial para turistas, no es cuestión de atravesar parte del agua del lago y buscar el pisotón que dio el Diablo, a menos que la marea baje y se pueda caminar hasta el montículo, pero con el cuidado que cuando suba la marea no quedar atrapado sin poder volver a la orilla.

Sea como sea, el Parque Urbano Pisada del Diablo es un paseo obligado para los veraneantes y los propios ranquinos que disfrutan de la belleza en torno al lago y de su historia.

 

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