Por Victoria Gatica
El 25 de julio se reportó uno de los colapsos más dramáticos de este año en el Hospital Base Valdivia: 44 pacientes estuvieron hospitalizados, de los cuales 34 se mantuvieron esperando por atención 12 horas.
Se podían ver pacientes distribuidos a lo largo de los pasillos y en sillas de ruedas, mientras los box estaban totalmente llenos con pacientes esperando hospitalización por más de 12 días.
Esta situación, asegura Irma Catrilaf, presidenta de la Asociación de Enfermeras y Enfermeros del Hospital Base de Valdivia (ASENF) en entrevista con Grupo DiarioSur, se debe a la deficiente infraestructura del Hospital Base Valdivia, el que actualmente es referente de oncología y trasplante renal.
Catrilaf detalla que han visto una alta demanda de atención en la unidad de urgencias y destaca el contexto pandémico que ha estado presente en los últimos dos años.
“Una unidad que que debiera atender de manera ambulatoria, sin embargo, los pacientes están llegando muy descompensados a causa de todo lo que pasó en pandemia, se dejaron de hacer controles de atención primaria, entonces los pacientes están con mucha más comorbilidad y necesitan hospitalización, pero el hospital no da a basto”, asegura.
Para Catrilaf, el escenario se torna aún más difícil al considerar que en el Hospital Base Valdivia se atienden los pacientes más complejos a nivel regional.
“La red de esta región, los hospitales cercanos a los cuales uno pudiese descargar pacientes, no son de alta complejidad, por lo tanto no podemos derivar”, explica.
La enfermera compara la situación con lo que ocurre en la novena región, donde se puede “hacer descarga a distintos hospitales de mediana y alta complejidad que tiene su red”.
“En cambio nosotros, somos centro de referencia en muchas áreas, como oncológica, trasplante renal, somos la única unidad psiquiátrica y por lo mismo mantenemos un 100% de ocupación, entonces tenemos una gran demanda”, puntualiza.
Y enfatiza: “Este hospital ya quedó chico y se necesita con urgencia el compromiso de trabajar por un nuevo hospital. Sabemos que están los compromisos del hospital nuevo de La Unión y Río Bueno, sin embargo las obras no sabemos en qué están, si se van a apurar, esa sería una solución a mediano plazo”, destaca Catrilaf.
“En nuestras cartas siempre hemos pedido establecer una mesa de trabajo con Seremi de Salud de Los Ríos para abordar situaciones planteadas”, comenta.
Esa petición estuvo prácticamente frenada durante los dos meses en que esa seremía no contó con un liderazgo oficial, dado que el 28 julio, José Llambías Gallardo presentó su renuncia como seremi de Salud regional.
El departamento se mantuvo en incertidumbre desde esa fecha hasta el reciente 30 de septiembre, cuando sin mayor urgencia por parte de las autoridades, se anunció el nombramiento de la química farmacéutica Cristina Ojeda, como seremi de Salud.
De todas formas, durante esos dos meses, la dirigente de enfermería recalca que se implementaron estrategias para subsanar problemáticas que afectan directamente a la ciudadanía.
“En lo inmediato se hicieron gestiones, se habló con el Servicio de Salud para generar articulaciones estratégicas con la red, potenciar algunas funcionalidades de esta para hacer descarga de pacientes, pero obviamente hay cosas que se van subsanando, pero luego volvemos a caer en el colapso”, explica la enfermera.
En este contexto, octubre inicia con nueva seremi, pero con los mismos desafíos.
Por ejemplo, el mencionado futuro nuevo hospital de La Unión lleva en espera cinco años, razón por la cual el Servicio de Salud de Valdivia ha sido acusado de incumplimiento por parte de la Multigremial del Hospital Juan Morey de La Unión.
Actualmente el Hospital Juan Morey presenta daños estructurales, colapso y dada su insuficiente complejidad -que pasó a media- los usuarios se deben trasladar hasta Valdivia.
Es así que el panorama sanitario en la Región de Los Ríos está lejos de ser un problema resuelto y requiere medidas urgentes.
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