Este 16 de noviembre, se conmemora un nuevo Día Mundial contra el Cáncer de Páncreas, una enfermedad que ha aumentado en los últimos años, tanto en Chile como en el mundo, a la vez que otros factores agravantes complican el escenario nacional, como son el tabaquismo, la diabetes, la obesidad y el sedentarismo; aspectos que inciden en el desarrollo de esta enfermedad.
Según cifras de GLOBOCAN, el Cáncer de Páncreas se convertirá en el año 2025 en la segunda causa de muerte por cáncer en Estados Unidos. Con respecto a Chile, se sabe que en el año 2012 ocupó un 5% de las muertes por cáncer, subiendo el 2018 a un 5,6% y ocupando el 7º lugar en el ranking de mortalidad.
Actualmente el GES, que cubre un 90% de los cánceres en Chile, no incluye el cáncer de páncreas. Existen en nuestro país organizaciones como la "Fundación Chile sin cáncer", que trabajan en conjunto a las sociedades científicas en forma activa para poder ampliar estas prestaciones e impedir así las desigualdades en términos del acceso a salud en esta materia. No obstante, es el Estado quien debe asumir una responsabilidad y compromiso para el tratamiento oportuno de esta patología mortal.
Los objetivos de las políticas públicas de salud deben centrarse por un lado en la educación, mediante campañas de prevención y erradicación del tabaquismo, así como de promoción de hábitos de vida saludable en alimentación y actividad física.
Como sociedad debemos aspirar a masificar el acceso universal a los exámenes modernos de imagenología, crear las condiciones para que en casos seleccionados los pacientes puedan acceder a endosonografía, que actualmente no tiene código en FONASA, y es un método muy sensible en la detección oportuna y más precoz posible de cáncer de páncreas, permitiendo también tomar biopsias. Además, es imperativo avanzar en las coberturas de tratamientos de quimio y radioterapia, además de la cirugía, e incorporar el manejo integral de estos pacientes que requieren de un importante soporte nutricional, psicológico y farmacológico, entre otros.
Considerando que la cirugía de extirpación completa del tumor es la única terapia potencialmente curativa en este tipo de cáncer, se debe mencionar que entre el 80 y el 90 % de los pacientes debutan en estado irresecable o no operables, ya sea porque el tumor está localmente avanzado o porque presenta metástasis. Para aquellos que están localmente avanzados la sobrevida no supera el año, y esta es menor a 6 meses en el caso de presentar metástasis, incluso aquellos pacientes que pueden ser sometidos a una cirugía exitosa tienen una tasa de sobrevida a 5 años entre el 5 y el 15%.
A pesar de estos datos, tengo una mirada optimista del futuro de esta enfermedad, ya que se está avanzando en la quimioterapia, con combinaciones de fármacos que han logrado no sólo prolongar la sobrevida, sino que también convertir a varios pacientes con tumores localmente avanzados en candidatos a la cirugía. Por otro lado, se está progresando rápidamente en terapias dirigidas e inmunoterapia a pacientes que presentan mutaciones genéticas que hoy podemos estudiar.
**Una columna de opinión del Dr. Waldo Martínez, presidente Club de Páncreas de Chile, filial Sociedad Chilena de Gastroenterología.
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