Diana se acaba de incorporar al equipo de administración autómata de la plataforma de pago web Khipu, donde estará a cargo de algunos programadores y administrará ciertos sistemas que recogen la información para hacer los traspasos bancarios. "No ha sido fácil llegar a trabajar, la verdad. El año pasado me enfermé y fui sometida a una operación, lo que afectó mi proyecto de título, o sea la tesis. Por un día de inasistencia tuve que hacerlo de nuevo este semestre. Hoy ya estoy titulada de ingeniera en informática y feliz de empezar a trabajar".
Según ella, su participación en el programa de mentorías PROVOCA -de AUI/NRAO-, primero como estudiante que recibió mentoría y luego en su formación como mentora, le permitió mejorar la elaboración de su currículum y adquirir ciertas técnicas para rendir una mejor entrevista de trabajo. "Ha sido un gran esfuerzo el confiar en mis capacidades y proyectarlas. De hecho, al terminar esta entrevista con el dueño de la empresa, me dijo si tenía alguna pregunta y yo le dije "no, ¿cuándo comienzo?" y nos reímos juntos, ya que sabía que el proceso aún no terminaba, pero de cierta manera yo sabía que era la indicada".
Diana ya le había contado que es madre y que recién se había titulado. "Le dije: no vas a encontrar a nadie mejor que yo y él le dijo que le gustaba su actitud. Pese al buen desenlace, yo sabía que esta confianza no era un sentimiento natural en mí, lo construí sistemáticamente durante el programa de mentoría. Hay un ejercicio permanente por quedarte con lo positivo de ti y el entorno, por rescatar las habilidades y capacidades, y por hundir los detractores que impiden que construya una buena auto imagen de lo que soy y puedo ser", sostiene.
En PROVOCA Diana aprendió que muchas veces es frecuente sentirse abrumada por las exigencias del entorno y las responsabilidades personales, y por eso hay que saber priorizar y planificar los tiempos. Y lo mejor de todo, es que supo que este sentimiento lo viven a diario muchas mujeres STEM. "Soy muy exitista y a veces siento que debo invertir el doble de tiempo y esfuerzo para alcanzar un resultado óptimo y eso me estresa bastante. El año pasado me sentía súper insegura, sentía que nunca podría encontrar un trabajo, que no lograría terminar la carrera, no sé, esos pensamientos intrusivos que uno tiene. Estuve muy frustrada en un momento, pero mi mentora me ayudó. Todas las mujeres debiéramos tener una mentora".
Más allá del programa de sesiones de PROVOCA, la joven destaca el apoyo de la red misma, de otras mujeres en formación y de las mentoras. Es muy motivante, en su opinión, ver que todas enfrentamos situaciones y dificultades similares. "Lo que más me gustó era que no era un número más en el grupo, era una persona, y toda mi red se involucraba con los problemas que estaba atravesando. Me sentí siempre muy apoyada".
Para Diana es muy importante ver que otras mujeres han alcanzado el éxito en las STEM, porque de alguna manera se ve reflejada en ellas y hace más posible la idea de convertirse un día en una más de esos referentes, por ello valora este tipo de instancias -como PROVOCA- que promueve el trabajo colaborativo con modelos de rol cercanos y reales. En la empresa a la que acaba de ingresar, ve la posibilidad de seguir ascendiendo a futuro, y quizás sumarse al equipo de ingenieros. Hasta ahora ha liderado talleres de Python y dice que sigue habiendo más alumnos hombres que mujeres, y está segura que no es por capacidades, sino por falta de confianza de las mujeres en el área STEM. "Como yo, muchas mujeres además dejan de estudiar por ser madres - en su caso, ella tuvo el apoyo de su mamá- y estas carreras abren posibilidades económicas para salir adelante. Me gustaría apoyar algún tipo de beca en este sentido para que una chica como yo, pueda tener estas herramientas y forjarse un mejor futuro".
Diana es madre de un niño de 7 años y acaba de comprometerse con su pololo, y como todos sueña con tener una vida independiente y seguir desarrollándose profesionalmente y apoyar a otras jóvenes STEM.
"Acá lo importante no es si los hombres o las mujeres son mejores en lo que hacen, el problema es que ellos creen que son mejores y a nosotras nos falta confianza para percibirnos del mismo modo. Necesitamos un cambio de paradigma social y personal, para dejar de pensar que nosotras siempre tenemos que ganarnos el puesto, mientras que ellos ya lo tienen ganado. Hay que resetearse y convencernos que tenemos las mismas capacidades que los hombres, para adquirir la valentía que nos permita ir por las oportunidades que ya están y que solo ellos están buscando", concluye.
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